Situada en las laderas de su tutelar volcán Galeras, Pasto, la ciudad sorpresa, escondida entre las últimas montañas de la cordillera oriental antes de bajar al piedemonte amazónico, es un cruce de caminos cuya fuerte identidad y sentido de la pertenencia han permitido consolidar a lo largo de los años, unas organizaciones y redes de trabajo colaborativas que reconocen sus problemáticas y sus prioridades, y luchan por sus propósitos.
La organización colectiva les ha permitido fortalecer sus instituciones, capacitarse, tejer redes y colectivos en distintos ámbitos como el cultural, el educativo y el ambiental, entre otros.
Nos acompañaron al taller de aprendizaje fluido en el Parque Chapalito de Pasto, 28 docentes, entre ellos los líderes de los PRAE y un rector. También estuvieron dos delegadas de la secretaría de educación y de gestión ambiental que nos han apoyado mucho esta semana. Los profesores llegaron directo al auditorio del parque pensando que iban a tener una clase de salón y cuaderno. Así que fue una sorpresa encontrarnos al aire libre.
Pudimos hacer todas las actividades, con un poco de llovizna y también sol fuerte.
Las actividades fueron muy útiles para llevarlas a los colegios, utilizarlas en el aula y lograr un verdadero enfoque transversal. Se evidenciaron comentarios muy bonitos y entusiastas. La posibilidad de encontrarse y conocerse, sobre todo después de la pandemia, fue un aspecto muy relevante.
Se resaltó un proyecto de inventarios de polinizadores utilizando la aplicación Inaturalist, el cual tiene más de 100 observaciones, en uno de los colegios de la zona rural. Fue muy enriquecedor intercambiar experiencias en la línea de trabajo de ciencia ciudadana, porque entusiasmó a los otros maestros.
